sábado, 6 de abril de 2019

11.- Teorias del desarrollo (spitz, gessel)


Teoria del desarrollo Spitz y Gessel

Teoria:

ETAPAS DE RENE SPITZ: PRE-OBJETAL, OBJETO PRECURSOR, OBJETO REAL (los organizadores)


Elaboró un sistema del desarrollo sobre la observación directa en los niños con sus madres. Explica el desarrollo en términos de relación objetal. Considera la relación entre madre e hijo porque es el catalizador que permite a la libido ser fijada en las distintas zonas erógenas.


Spitz nos habla de 3 Organizadores:
  • Sonrisa (a partir del 3er. Mes)
  • Angustia ( a partir del 8vo. Mes)
  • El no (en el habla) a partir del 8vo o 9no mes

1. Pre-objetal (o – 3 meses): ETAPA SIN OBJETO
Spitz ha llamado a esta etapa, La primera etapa, pre-objetal o sin objeto.


Comienza desde el nacimiento y termina cuando aparece el primer organizador que es la sonrisa.
La etapa sin objeto
La percepción, la actividad y las funciones de un recién nacido no están lo suficientemente organizadas, sino sólo las zonas que son indispensables para la supervivencia, como el metabolismo, la absorción de lo nutricio, las funciones respiratorias, etc. Son funciones esenciales en el niño. En este etapa el recién nacido no sabe distinguir una “cosa” de otra; no puede distinguir una cosa (externa) de su propio cuerpo y no experimenta algo separado de él. Por ello también percibe el pecho para satisfacer sus necesidades y proveer sus alimentos que los percibe, como una parte de sí mismo.


Objeto precursor (3 – 7 meses):2º Etapa: PRECURSOR DEL OBJETO


Es el comienzo de la segunda etapa, esta comienza con la sonrisa, este objeto precursor es el rostro humano, se le llama precursor por que el niño no reconoce el rostro determinado de una persona, si no le llama la atención las figuras, contornos que resaltan del rostro, como lo es la nariz, boca, ojos, etc. ahora la sonrisa es la primera manifestación activa, dirigida e intencional, y esta desde ahora tiene un papel muy importante en la vida del niño. En el tercer mes de vida el niño responde al rostro sonriendo, si se cumplen algunas condiciones, estas serían que el rostro se mueva de frente, de modo que resalten las cosas que le llamen la atención (ojos,boca, etc.) y que este cuente con una movilidad (sonrisa 1er organizador).
Contando con 2 meses de edad, los niños no sonríen con certeza a nadie ni a nada, pueden incluso alcanzar el 6to mes, y seguirán reservándose su respuesta sonriente sólo para la madre y conocidos, en pocas palabras para los objetos de amor, para el niño y no suelen sonreír a los desconocidos. Ahora, en el 3er.mes de vida, su reconocimiento para los demás, no indica una verdadera relación de objeto. Quiere decir que no perciben a ninguna persona o un objeto (lo libidinal), sino sólo un signo.


Objeto real ( 8 – 12 meses): 3era ETAPA DEL OBJETO REAL
El llanto ante extraños indica que el niño ya distingue a la madre de otras personas. Sabe que la madre es quien lo cuida, lo protege de los demás, le da alimento, y lo ama. Y es por eso que cuando está la madre surge el temor de la angustia, de perderla.
El segundo organizador sería la angustia y este es la diferencia entre libidinal y actividad agresiva.          La actividad agresiva seria una función psíquica recién adquirida a consecuencia de la maduración nerviosa progresiva. En este segundo organizador, el niño no solo percibe y reconoce personas sino que también objetos inanimados.

El logro más grande que se produce aquí, es la capacidad de la comunicación.
Y con el habla culmina la relación objetal, que termina por los 9 meses, cuando inicia el 3er. Organizador, que es el NO con el fin de proteger al niño, la madre debe de acceder a poner límites hacia el niño, y diciendo verbalmente un no el niño debe de obedecer, aunque en un principio le sea sumamente difícil. Esta negación viene significando la capacidad de juicio.

Logra la aceptación de este NO, cuando aprende la imitación.



GESSEL

El niño pasa, en estos años, por dos etapas, la de la expansión de su subjetividad y la de la exploración de la realidad externa, que coinciden, en general, con la edad del jardín de infancia y los años preescolares.
Durante los 2 a los 5 años, la maduración psicomotriz es decisiva, donde el egocentrismo del primer año evoluciona para ir entregándose poco a poco con el mundo que lo rodea y aprende a controlar impulsos y deseos en una especie de "negociación" en la que él se adapta a las normas familiares a cambio de amor y valoración.
Es a alrededor de los 5 el niño de edad, cuando entra en la edad de la latencias, a partir de la cual se produce un fuerte desarrollo intelectual y un acercamiento progresivo a los demás niños, avances que se ven favorecidos si el aprendizaje del control de los impulsos ha sido resuelto sin demasiado conflicto emocional.
Psicomotricidad
La motricidad y el psiquismo van unidos sobre todo en estos primeros años aunque en los próximos,incluso las mismas tareas escolares se pueden considerar ejercicios de psicomotricidad.
Importancia especial tiene la constitución de la imagen corporal que es la representación mental que el niño se hace de sí mismo. Esta imagen corporal no coincide con la corporalidad objetiva sino que está determinada por la valoración e importancia que él y los que le rodean dan a cada parte de su cuerpo: esta imagen influirá, en el futuro, en el concepto de sí mismo, y en la autoestima.
Según Gesell el niño,
A los dos años:
  • Puede bajar y subir escaleras sin ayuda pero usando los dos pies en cada escalón
  • es capaz de acercarse a una pelota y darle un puntapié
  • le gustan los juegos bruscos y los revolcones
  • puede dar la vuelta a las hojas de un libro de una en una
  • construye torres de seis cubos y ensarta cuentas con una aguja
  • si es necesario puede permanecer sentado algunos ratos
  1. A los tres años:
  • construye torres de nueve o diez cubos
  • puede modular su forma de correr y hacer variaciones de velocidad
  • sube las escaleras sin ayuda alternando los pies puede pedalear en un triciclo

A los cuatro años:
  • sabe brincar a la "pata coja"
  • mantiene el equilibrio en un solo pie durante varios segundos
  • al lanzar una pelota, echa el brazo hacia atrás y la tira con fuerza
  • puede abotonarse la ropa y hacerse la lazada en los zapatos

A los cinco años:
  • brinca con soltura y salta
  • llega a conservar el equilibrio sobre las puntas de los pies varios segundos
  • está capacitado para realizar ejercicios físicos y danza
  • usa el cepillo de dientes y el peine
  • puede dibujar la figura de una persona.

  • Inteligencia, imitación y juego: la evolución de la conducta adaptativa
A partir del segundo año la inteligencia pasa de censo-motriz, a convierte en representativa, al interiorizarse los aprendizajes en forma de imágenes mentales de una complejidad simbólica creciente.
La inteligencia representativa es de tipo intuitivo desde los cuatro a los siete años.
Ejemplo que muestra la representación subjetiva del mundo es el siguiente: el niño ante un reloj de arena cree que ésta cae más rápido cuanto más rápido realiza él la actividad que le encomendamos.
Este tipo de inteligencia, muestra al niño con una idea animista o mágica del universo, con su acción o pensamiento el niño cree influir en la realidad externa, confunde la causalidad física con la motivación psicológica: por ejemplo, el sol sale porque el se despierta y necesita que sea de día.
La inteligencia es un proceso de adaptación al medio, de complejidad creciente, en el que interaccionan asimilación y acomodación: la imitación es un ejemplo del proceso de acomodación, siendo el juego representante de la asimilación.
La imitación y el juego son dos actividades del niño en las que confluyen aspectos intelectuales y emocionales y que muestran ese carácter subjetivo que tiene la inteligencia del niño en esta etapa, así como la utilización de imágenes mentales.
La imitación en esta etapa de la inteligencia representativa es simbólica: tiene significación y subjetividad; toma del objeto que imita aquello que le impresiona y tiene para él un valor simbólico; por ejemplo, el lobo feroz de los cuentos es, sobre todo, una gran boca.
También la imitación es una forma de identificación con el comportamiento de personas significativas para él, es una forma de querer ser como esa persona.
Por otra parte, el juego es, en esta etapa, esencialmente asimilación simbólica, aunque también es imitación pues todavía no es capaz de la suficiente imaginación o inventiva: así el niño juega a ser un perro imitando alguna característica del mismo que le impresiona.
Hay que considerar el componente de elaboración de situaciones emocionales que hay en los juegos de los niños a esta edad, juegos no reglados en donde, además de aprender pautas y conductas socializadoras, el niño "digiere" una realidad que le afecta y a veces le angustia.
Lenguaje y socialización
El lenguaje es indisociable del medio familiar del niño. En los primeros meses de vida, la entonación de las palabras de la madre les daba significado; ahora una palabra es toda una acción: "guau" tal vez significa "ese perro que me asusta con sus ladridos".
Más tarde, alrededor de los tres años, el niño comienza una época de interrogaciones continuas, haciendo preguntas de las que conoce la respuesta; más adelante, a los cuatro años insistirá en los "por qué" y los "cómo", y más que la explicación le interesa ver si la respuesta se ajusta a sus propios sentimientos; no hay que olvidar que es una edad egocéntrica en la que el niño se acerca a los objetos en función de la adecuación de éstos a sus deseos y necesidades.
La comunicación es una expresión tanto individual como de influencia exterior. Pasa de modo rudimentario entre madre-hijo a una dimensión social entre estos. El niño acepta un “no, no” por el beneficio de cariño y aprobación de su madre. Por medio del lenguaje se le transmiten las pautas culturales-familiares.
El niño desarrolla su personalidad primero en la familia y luego en la sociedad por medio de la escuela. La maestra es una madre, y los compañeros ocupan lugar d ellos hermanos; los conflictos que surgen en la escuela son semejantes a los que vive en su casa; por eso, la adaptación a ese nuevo medio estará influida, en gran medida, por el tipo de vivencias que tenga con sus padres y hermanos.
Una forma de elaborar y resolver los conflictos que aparecen tanto en la escuela como en su propio hogar son, además del juego, los cuentos a los que los niños, en estas edades, son tan aficionados: el niño se embelesa oyendo hablar de la gran boca del lobo feroz y abre su boca a la vez que lo hace el lobo; los cuentos le ayudan a elaborar los miedos tan comunes de estos años.
Algunas de las adquisiciones que hace el niño tanto de su personalidad social como del lenguaje, según lo explica Gesell, son,
A los dos años:
  • utiliza los nombres de cosas, personas, y la palabra-acción
  • se llama a sí mismo por su nombre en vez de usar el "yo"
  • la jerga ha desaparecido pero sigue canturreando al decir su o sus palabras
  • le gusta escuchar y le gusta revivir sus acciones en cuentos en los que él es el protagonista
  • usa la palabra mío "manifestando un interés inconfundible por la propiedad de cosas y personas"
  • cuando juega con otros niños no se relaciona con ellos más que físicamente
  • desconfía de los extraños y no es fácil de persuadir
  • se ríe con ganas y muestra signos de simpatía o de vergüenza
A los tres años:
  • comienza a decir frases
  • disfruta con el preguntar por preguntar
  • le gusta el soliloquio y el juego dramático en el que practica palabras, frases y sintaxis.
  • "con el niño de tres años se puede tratar"; es capaz de negociaciones en las que cede para conseguir algo
  • tiene gran deseo de agradar y pregunta si ha hecho bien lo encomendado
  • la llegada de un hermano le puede provocar celos, angustia e inseguridad
  • -habla consigo mismo o como si se dirigiera a un otro imaginado.
  • empieza a compartir sus juguetes
  • se puede quitar los botones de delante y de los lados
  • no sólo se baja los pantalones sino que puede quitárselos
  • duerme ya toda la noche sin mojarse e incluso suele hacer sus necesidades sin ayuda
A los cuatro años:
  • hace preguntas casi sin parar
  • le gusta hacer juegos de palabras, "se divierte con los más absurdos desatinos, para atraer la atención del auditorio"
  • "su lenguaje es meridiano, no le gusta repetir las cosas"
  • llega a sostener largas conversaciones, mezcla de ficción y realidad, "tiene mucho de charlatán y algo de irritante"
  • es hablador y utiliza con entusiasmo el pronombre personal
  • puede vestirse y desvestirse casi sin ayuda
  • se hace el lazo de los zapatos, se peina sólo y se cepilla los dientes
  • va al baño sólo, preferentemente si hay otros, movido por "una nueva curiosidad que empieza a surgir"
  • empieza a formar grupos para jugar de dos o tres niños.
  • comparte sus cosas pero a veces tiene arrebatos caprichosos con la intención de provocar reacciones en los demás: "puede ser un verdadero sargento para dar órdenes a los demás"
  • tiene cierta conciencia de las actitudes y opiniones de los demás: es excelente para encontrar pretextos y justificar su comportamiento
A los cinco años:
  • parece un adulto en su forma de hablar, sus respuestas son ajustadas a las preguntas que se le hacen
  • sus preguntas buscan una respuesta y tiene verdadero deseo de saber
  • en su deseo de entender el mundo es muy práctico y le gustan los detalles concretos "sin irse por las ramas ni la fantasía"
  • distingue sus mano derecha e izquierda pero no las de los demás
  • es obediente y puede confiarse en él
  • le gusta colaborar en algunas tareas de la casa
  • se muestra protector, a veces, con los más pequeños
  • sabe decir su nombre y dirección
  • juega en pequeños grupos de dos a cinco niños
  • prefiere el juego con otros y muestra cierta comprensión de situaciones sociales
  • "la seguridad en sí mismo, la confianza en los demás y la conformidad social son los rasgos personal-sociales cardinales a los cinco años"
Mundo emocional
Durante el primer año de vida el bebé aprendió a ver a su madre como alguien separado de él; la madre que satisfacía sus necesidades también es quien las frustraba; y, por tanto, que sus sentimientos de amor y rabia iban dirigidos a la misma persona.
La integración de ese primitivo “yo” y la separación de la madre “no-yo” como una sola persona, le hacen reconocer que siente enojo hacia la misma madre a la que ama y necesita, pero también le permite sentir agradecimiento por el amor que recibe a pesar de sus momentos de rabia.
Esta etapa se olvida si se ha resuelto suficientemente bien, pero no siempre transcurre todo felizmente y los problemas se presentan con síntomas de gravedad variable.
El primer año es el de la etapa oral porque la problemática afectiva gira en torno a la alimentación: el destete, el cambio a los alimentos sólidos.
En el segundo año los intereses emocionales del niño giran en torno a la adquisición del control de esfínteres: desprenderse de algo de su cuerpo que el valora, por agradar a su madre, va a poner en juego todo el amor que le tiene. El niño quiere ser "bueno" aprendiendo a controlarse según las pautas que le impone su madre: es la etapa anal.
En el curso del tercer año aumenta la curiosidad por los genitales, se interesa por ellos, por las diferencias entre hombre y mujer, por el nacimiento de los niños, por las relaciones sexuales.
Todas las fases que el niño va viviendo no se superan totalmente y, en la pubertad reaparecen problemas relacionados con los conflictos vividos en las etapas oral, anal y genital.
Las mayores dificultades en este período suelen estar marcadas por la inevitable aceptación del tercero, del otro, aceptación que cuesta mucho porque choca con la omnipotencia propia de los primeros años, lo que llamaríamos “el principio de realidad”.
La autoestima del niño ha de salir bien librada de esta lucha entre el deseo de autoafirmarse a toda costa y el de admitir también la afirmación de los demás: es un equilibrio difícil y no siempre bien logrado lo que conlleva toda una serie de dificultades en las relaciones, desde timidez a agresividad, y que se manifiestan en el hogar y más tarde en la escuela.
El niño vive todas estas situaciones primeramente en la relación con los padres y después con los hermanos. El nacimiento de un nuevo hermanito suele provocar el rechazo del niño que se manifiesta de diversas maneras:

en forma de agresión directa o en comportamientos que el niño ya había superado, y en ocasiones mostrando un exagerado interés por el bienestar del hermanito, interés que llega a confundir a los padres.



viernes, 5 de abril de 2019

10.- Teorias del desarrollo (Freud, complejo de edipo)



Desarrollo psicosexual de Freud
Los Estadios
Para Freud la pulsión sexual es la fuerza motivacional más importante. Es cierto que la capacidad orgásmica está presente desde el nacimiento, pero Freud no solo hablaba de orgasmo. La sexualidad no comprende en exclusiva al coito, sino todas aquellas sensaciones placenteras de la piel.
Freud observó que, en distintas etapas de nuestra vida, diferentes partes de la piel que nos daban mayor placer. Vio que los infantes obtenían un gran monto de placer a través de chupar, poco más tarde en la vida, el niño concentra su atención al placer anal de retener y expulsar. Alrededor de los tres o cuatro años, el niño descubre el placer de tocarse sus genitales. Y solo más tarde, en nuestra madurez sexual, experimentamos un gran placer en nuestras relaciones sexuales.
Freud postuló su teoría de los estadios psicosexuales.
La etapa oral se establece desde el nacimiento hasta alrededor de los 18 meses. El foco del placer es la boca.
La etapa anal se encuentra entre los 18 meses hasta los tres o cuatro años de edad. El foco del placer es el ano.
La etapa fálica va desde los tres o cuatro años hasta los cinco, seis o siete. El foco del placer se centra en los genitales.
La etapa de latencia dura desde los cinco, seis o siete años de edad hasta la pubertad, más o menos a los 12 años.
La etapa genital empieza en la pubertad y representa el resurgimiento de la pulsión sexual en la adolescencia, dirigida más específicamente hacia las relaciones sexuales.
La crisis Edípica
Cada estadio comprende una serie de tareas difíciles propias de donde surgirán multitud de problemas. Para la fálica, es la crisis edípica, llamada así por la historia griega del rey Edipo.
Crisis edípica. El primer objeto de amor de todos nosotros es nuestra madre. El niño tiene un rival, personificado en su padre.
Ya en el momento en que el niño se da cuenta de esta relación arquetípica, ya se ha percatado de las diferencias entre niños y niñas, Desde su punto de vista párvulo, la diferencia estriba en que tiene un pene, cosa que no tiene la chica. En este período de la vida, éste cree que es mejor tener algo que carecer de ello, por lo que se siente satisfecho y orgulloso de poseerlo.
Pero, aparece la pregunta: ¿y dónde está el pene de la niña? Quizás lo ha perdido de alguna forma. Quizás se lo cortaron. ¡Quizás lo mismo me puede pasar a mí! Este es el inicio de la ansiedad de castración.
El niño, al reconocer la superioridad de su padre y temiendo a su pene, empieza a poner en práctica algunas de sus defensas yoicas. Desplaza sus impulsos sexuales a su madre hacia las chicas y posteriormente a las mujeres. Y se identifica con el agresor, su papá, e intenta parecerse cada vez más a él; esto es, un hombre.
Disolución del complejo de Edipo
EL complejo de Edipo va designándose cada vez más claramente como el fenómeno central del temprano período sexual infantil.
El complejo de Edipo consiste en deseos amorosos y hostiles hacia los progenitores, posteriormente conforme el desarrollo sexual del niño avanza hasta una fase en la que los genitales se han adjudicado ya el papel directivo, es entonces cuando el super yo se va formando y prohíbe el incesto severamente, para entrar a un periodo de latencia donde las aspiraciones libidinales son desexualizadas y sublimadas por una parte y mudadas a emociones tiernas.
Existen 2 hipótesis acerca de la causa de la disolución del complejo de Edipo:
  1. Decepciones dolorosas sufridas por el sujeto:
  • La niña que se cree objeto preferente del amor de su padre recibe un día una dura corrección por parte de éste y se ve expulsada de su feliz paraíso.
  • El niño que considera a su madre como propiedad exclusiva suya la ve orientar de repente su cariño y sus cuidados hacia un nuevo hermanito.
  1. El complejo de Edipo tiene que desaparecer porque llega el momento de su disolución:
  • Como los dientes de leche se caen cuando comienzan a formarse los definitivos, Aunque el complejo de Edipo es vivido también individualmente por la mayoría de los seres humanos, es, sin embargo, un fenómeno determinado por la herencia, y habrá de desaparecer conforme a una trayectoria predeterminada, al iniciarse la fase siguiente del desarrollo.
Si la satisfacción amorosa basada en el complejo de Edipo ha de costar la pérdida del pene, surgirá un conflicto entre el interés narcisista por el pene y el afecto a la madre. normalmente el complejo de Edipo sucumbe a la amenaza de castración.
La autoridad del padre o de los padres introyectada en el yo constituye en él el nódulo del Super Yo, que toma del padre perpetúa su prohibición del incesto y garantiza así al yo contra el retorno de las cargas de objeto libidinosas.
Este proceso ha salvado, por una parte, los genitales, apartando de ellos la amenaza de castración; pero, por otra, los ha paralizado, despojándolos de su función. Con él empieza el período de latencia que interrumpe la evolución sexual del niño.
Hay considerar el apartamiento del yo del complejo de Edipo como una represión, aunque la mayoría de las represiones ulteriores se produzcan bajo la intervención del Super-Yo,
Si el yo no ha alcanzado realmente más que una represión del complejo, éste continuará subsistiendo, inconsciente, en el Ello y manifestará más tarde su acción patógena.
También el sexo femenino desarrolla un complejo de Edipo, un Super-Yo y un período de latencia. Pueden serle atribuidos asimismo un complejo de castración y una organización fálica
La niña no considera su falta de pene como un carácter sexual, sino que la explica suponiendo que en un principio poseía un pene igual al que ha visto en el niño, pero que lo perdió luego por castración.
Resulta, pues, la diferencia importante de que la niña acepta la castración como un hecho consumado, mientras que el niño teme la posibilidad de su cumplimiento.
Con la exclusión del miedo a la castración desaparece también un poderoso motivo de la formación del Super-Yo y de la interrupción de la organización genital infantil.
Estas formaciones parecen ser, más que en el niño, consecuencias de la intimidación exterior que amenaza con la pérdida del cariño de los educadores.
El complejo de Edipo de la va muy pocas veces más allá de la sustitución de la madre y la actitud femenina con respecto al padre.
La renuncia al pene no es soportada sin la tentativa de una compensación.

Su complejo de Edipo culmina en el deseo, retenido durante mucho tiempo, de recibir del padre, como regalo, tener de él un hijo.                                                                                                    
Experimentamos la impresión de que el complejo de Edipo es abandonado luego lentamente, porque este deseo no llega jamás a cumplirse.

me llamo la atencion este articlo es muy basico pero puede ayudar
edipo en el adulto